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Jóvenes

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Confirmaciones

Plenitud, esta es la palabra con la que podría resumir la experiencia de acoger al Espíritu Santo en mi vida. Ha sido una decisión muy meditada… por más de cuarenta años. Sí, me aparté de la Fe. Sin embargo, luego de transitar por ese camino oscuro, un día María me “recordó” aquella sensación de genuina alegría que sentía en el corazón cuando le oraba de pequeña, cuando confiaba en Ella.


En las pasadas Navidades, acepté la posibilidad de recibir el sacramento de la Confirmación. En ello fue vital la orientación e información recibida en el cursillo preparatorio que organizó la Parroquia.


Con un grupo de jóvenes tuvimos un retiro en el Monasterio de Montserrat. Allí redactamos el Manifiesto, en el cual adquirimos el  compromiso personal de convertirnos en misioneros al servicio del Espíritu Santo. La ceremonia, el domingo 21 de mayo en la parroquia, fue emocionante, acompañados de nuestros amigos, familias y de la  comunidad parroquial. Fuimos 43 corazones que nos “elevamos” hacia esa energía de amor, alegría y paz que sentimos en el momento de la imposición de manos.


Recibir la Confirmación, con absoluta convicción, ha sido una de mis decisiones más importantes en mi vida y una  experiencia inolvidable. Una experiencia de plenitud.

¡Me siento feliz!


Isabel Pereyra


Para mí la confirmación fue un día muy especial y sentido. Hacerla a nuestra parroquia significaba mucho para nosotros ya que es como nuestra casa, y estábamos rodeados de muchas personas que querían compartir con nosotros este día y este sentimiento. Que todo mi grupo de fe y una de mis animadoras confirmarse, son cosas que hicieron que fuera más especial e intenso, así como la implicación que tuvieron nuestros padres y animadores en prepararho todo: los cantos, los recuerdos, el picoteo, ...


Es un paso muy importante en la vida y en la fe, pero no debe suponer un gran cambio sino un empujón y una afirmación de mis creencias. Llevábamos mucho tiempo preparándonos y eso también se notó. Ahora siento que el reto es encontrar a Dios tan presente en el día a día como en la confirmación y eso hay que ir haciendo poco a poco pero constantemente.


Paula Monllor

Estaba nervioso y me preguntaba si Dios me aceptaría, si yo estaba siendo hipócrita porque llevo a cuestas más remordimientos de los que puedo disimular, pero si Dios puede perdonarme, ¿por qué no iba a hacerlo yo?


Estuve muchos años escéptico con que hubiera un ser superior, omnipresente, del que todo viene; pero después pensé que sería egocéntrico pensar que no hay nada por encima de nosotros,


algo cuya perfección nos haga ver nuestra imperfección, nos libere de nuestra arrogancia y nos dé humildad. Y viendo a mi alrededor conocidos y amigos de toda la vida que también estaban dispuestos a aceptar a Dios en sus vidas, me dio la tranquilidad de saber que si en algún momento tenía dudas, solo me haría falta ver en ellos a Jesús y a Dios guiando sus actos y dándoles la fuerza que siempre he buscado.


Pol Abril

Aquella mañana todo me desequilibraba: los nervios, las palabras, las miradas… Por fin había llegado el día y tenía una carga de sentimientos que deseaba compartir en la explosión de una plegaría o un canto que me uniera con la comunidad y a su misma vez con Dios.


Simplemente, sentía que ese era el momento para agradecer a Dios por ser el padre y la madre que me ha iluminado y demostrarle que sí estoy dispuesta a escucharle y dejarme llevar por su camino.


La celebración fue increíble: el símbolo de los padrinos y la luz, la imposición de manos realizada por curas que me han visto crecer en mi fe, la música que hacía cantar a mis ojos de la emoción y la confirmación. En efecto, quienes asistimos sabemos que Dios estuvo presente aquel día porque nos puso a todos los pelos de punta.


El 21 de mayo confirmé ante la comunidad que creo en él, que confío en él y que estoy dispuesta a ser testimonio de su palabra, pero es algo que confirmo diariamente en cualquier rincón de la ciudad. En pocas palabras, doy gracias por haber tenido la oportunidad de sentir algo tan grande y especial como el amor de Dios.


Marta Rodríguez

Confirmacions
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